Los propietarios, administradores y abogados de #MCediciones y Coedis creen que el ancho mundo no existe más allá de las cavernas en que se mueven. Creen que si alguien publica una entrada en un blog pueden chasquear los dedos y ordenar que se elimine.
El abogado Gabriel Nadal no ha querido sentarse a la mesa con el comité de empresa para negociar las indemnizaciones porque su imagen aparecía en una entrada de este blog. También se podía haber excusado alegando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Hubiera tenido el mismo sentido.
El miedo a la mesa de Nadal es uno de los síntomas de que él y sus clientes han perdido los papeles, y esto se puede entender literalmente. Se pone bravucón para disimular. Mientras, los abogados del aguerrido Col.lectiu Ronda creen que esos papeles están a buen recaudo y que en el momento oportuno pueden serles muy útiles. Como si el ancho mundo no existiera.
Fuera de las cavernas hay cientos de acreedores que nadie tiene en cuenta. La inmensa mayoría son colaboradores que llevan más de un año sin cobrar. No pueden pagarse ni un abogado. De ellos y de sus familias no se preocupa nadie. Pero son libres. No obedecen órdenes de Nadal, ni se sienten amedrentados.
Van a traer aire de libertad en las redes sociales. Todo indica que este va a ser un concurso de acreedores del siglo XXI. Nadie quiere escucharles, pero les van a tener que oír si quienes viven en el siglo XIX –empresarios caducos, un sistema kafkiano de justicia, abogados en lucha de clases...– quieren ponerse de acuerdo contra sus intereses.
Hay tanto que contar, ¿verdad amigos?
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