MC Ediciones tiene empresas ocultas en paraísos fiscales

Manual de instrucciones para seguir el concurso de #MCEdiciones ( IV )

Si hace tres semanas los trabajadores y acreedores del grupo de comunicación MC Ediciones, propiedad de la familia Cadena, destapaban las irregularidades en la gestión de la empresa que la llevaron a presentar concurso de acreedores, ahora denuncian que accionistas mayoritarios y administradores crearon una trama ilegal para mover dinero sin control alguno. Las denuncias afirman que los propietarios de la empresa han llenado sus cuentas en paraísos fiscales, desde Andorra a Panamá, pasando por Suiza, mientras en Barcelona ponen a la venta sus mansiones y yates para demostrar su supuesta ruina.

Tres meses y medio después de que el grupo MC Ediciones, que publicaba 76 revistas y distribuía muchas más a través de Coedis, presentara concurso de acreedores en el juzgado mercantil número siete de Barcelona, el administrador concursal, Marc Bernabeu Antón entregó el pasado 13 de abril los informes de patrimonio y las listas de acreedores. La sorpresa fue mayúscula: la deuda total ascendía a 61 millones de euros y el número de acreedores a 1.479, cuando las cifras presentadas por los administradores de MC Ediciones al juez eran de 15 millones y 575 acreedores.

"El desajuste entre las cifras es solo un reflejo del engaño constante que los administradores han practicado con la contabilidad. Han sido habituales las "pelotas" financieras para obtener adelantos de los bancos y todo tipo de trapicheos con sociedades instrumentales, administradas por testaferros. Tanto es así que la deuda actual de Coedis es 6 o 7 millones de euros mayor de lo que muestran las cuentas del administrador concursal", dice un acreedor que trabaja desde hace años con el grupo.

La responsabilidad de los propietarios y administradoresen en la situación del grupo, que a corto plazo llevará al paro 133 trabajadores, afectados por el ERE, y 66 más a medio plazo como consecuencia de la previsible liquidación de MC Ediciones, va más allá de la mala gestión. Fuentes en el entorno de José Cadena López, fundador del grupo, de su hijo, José Cadena Grande, actual presidente, y de su director general, Joan Ramon Fuertes Llorca, afirman que, desde la década de 1980, los propietarios evaden beneficios a paraísos fiscales. Citan como uno de los instrumentos de la evasión la sociedad Hardfin Investment Corporation, con sede en Panamá y cuenta abierta en Banca Privada de Andorra (fuera del principado, esta entidad sólo tiene oficinas en Panamá, Luxemburgo, Suiza, Uruguay y Madrid). Hardfin Investment está administrada por los abogados Daniel Mestre y su hijo Oriol Mestre, que trabajan para la oficina andorrana de la auditora RSM Gassó, con sede en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi de Barcelona. 

El agente de la sociedad en Panamá es el despacho Arias, Fabrega & Fabrega, uno de los más importantes del país, con oficinas en Londres y en paraísos fiscales como Belice, Luxemburgo, Suiza y Las Islas Vírgenes Británicas. Entre sus servicios, ofrecen “una lista completa de soluciones offshore [eufemismo de sociedades fiduciarias en paraísos fiscales]”. Para “clientes especiales”, ofrecen “servicios más sofisticados” a través de su filial en Suiza. 

Daniel y Oriol Mestre no han querido responder a las preguntas del periodista sobre el objetivo social de la sociedad que administran, ni a si conocen o tienen relación comercial con la familia Cadena. A través de su secretaria afirman que no tienen relación alguna con el grupo MC Ediciones, a pesar de que, según las fuentes mencionadas, se han efectuado transferencias bancarias.

Existen además otras sociedades, sin objetivo conocido, que facturan con empresas del grupo MC Ediciones. Los abogados de Col.lectiu Ronda mencionan en un informe al administrador concursal y al juez, las sociedades Muscari Services Limited y Comaser Limited, que mantienen relaciones con Sex Books, una de las empresas del grupo, administrada por testaferros, que ha acumulado una falsa deuda de 2,4 millones de euros. Ambas sociedades tienen su sede en un "garaje de empresas" instrumentales en Londres y uno de sus gestores es Damian James Calderbank, ciudadano británico con domicilio en Dubai que también administra empresas en Panamá –de nuevo– y Florida (Estados Unidos).

Que ni Muscari Services, ni Comaser Limited, ni Damian James Calderbank son trigo limpio ni se les ha perdido nada en el mundo editorial resulta obvio al seguir la pista de este personaje. Para empezar, debe ser uno de los seres humanos con más empresas a su cargo: decenas en Londres y Panamá, pero además su nombre apareció el pasado mes de enero en boca del primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico. El político, del partido de izquierdas Smer, denunciaba que estaba detrás de empresas que habían servido al partido de la oposición de derechas, SDKU, para cobrar comisiones por privatizar empresas públicas y financiarse. El asunto es un auténtico escándalo en Eslovaquia que ha llevado a la gente a la calle.

Por otra parte, fuentes ajenas al grupo MC Ediciones han informado que sus accionistas mayoritarios han desviado dinero hacia paraísos fiscales a través de sus cuentas en el Banco de Santander. Estas fuentes no quieren revelar sus nombres ni ofrecer más detalles por temor a perder sus empleos.

Aunque hasta ahora las informaciones sobre los posibles delitos cometidos por miembros de la familia Cadena y por administradores de las sociedades del grupo MC Ediciones no han tenido consecuencias judiciales, fuentes cercanas a la familia sugieren que son conscientes de que su situación puede complicarse en las próximas semanas y que por tanto existe cierto riesgo de que se den a la fuga. Para ello alegan que han puesto a la venta sus propiedades y que están vaciando las casas a marchas forzadas.

Un antiguo socio de los Cadena en las empresas del grupo se carcajea cuando se le comenta que dicen estar arruinados. "Han ganado dinero suficiente para no tener preocupaciones durante varias generaciones, y lo tienen a buen recaudo", asegura. Un acreedor se pregunta "¿de quién sería la responsabilidad si los protagonistas de este desfalco mayúsculo pusieran pies en polvorosa antes de que el juez ni siquiera haya ordenado una investigación?".